Gracias porque tus mensajes han sido contundentes: volver a mí, mirar dentro de mí, atenderme a mí, escucharme, aceptar mis necesidades, mis heridas, mis carencias, mejorar mi salud física y mental. Si no me atiendo, si no sano, cómo podría avanzar en los distintos ámbitos de mi vida. Cómo podría encontrar el equilibrio, cómo podría sentirme realmente bien y cómo podría ayudar a los demás.
Gracias porque pones siempre a la naturaleza, su belleza, su esplendor y su grandeza, frente a mí para recordarme que vuelva a mis orígenes, a nuestros orígenes, buscando siempre lo natural, alejándome de todo lo que me haga daño, viejas costumbres, hábitos tóxicos. Y no soy la mejor alumna, de hecho soy de las más testarudas, porque a veces intento convencerme de que voy bien pero repruebo la materia y debo repetirla porque hay lecciones que aún me cuesta aprender y mantenerlas, pero no quiero, ni pretendo, ni un poquito, retroceder a mi antigua yo, a quien miro con amor, pero que ya cumplió su propósito y a esta nueva Raquel, aprendiz, es que me aferro.
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