viernes, 11 de enero de 2019

Venciendo la Perfección.



La infancia es el principio de todo, incluso mucho antes, desde que estamos en el vientre de mamá empezamos a recibir “información” en nuestro CPU que determinará mucho de lo que seremos y/o haremos más adelante, en el camino de la vida.

Siempre que tengamos un momento de reflexión respecto a una virtud o defecto personal, siempre que interioricemos respecto a nosotros mismos, debemos retroceder a la infancia y hurgar ahí. En ese baúl de recuerdos encontraremos muchas respuestas, mucho que entender, mucho que aceptar y mucho que sanar.

Luego de bastante análisis, durante un tiempo, y de viajar a mi infancia, entendí y acepté que he tendido a ser “perfeccionista”.

Me he exigido mucho, me he culpado y flagelado cuando algo no me sale bien o como espero, he postergado compromisos que creo que no podré cumplir o llevar a cabo correctamente (contradictoriamente) y entre otras cosas, siempre pienso en el “y si…”

Hoy, invito a leer, las características y los posibles motivos que ocasionan el querer ser perfeccionista, pero está muy vinculado a no querer ser rechazado, no querer quedar mal ante a los seres queridos (generalmente) y buscar su aprobación, querer ser bueno en todo por y para ellos y eso genera ansiedad, miedo e inseguridad, entre otros puntos que son importantes analizar.

He buscado perfección donde no la hay, he cometido muchos errores y de seguro los seguiré cometiendo. NO SOY PERFECTA y definitivamente no quiero serlo.
Estoy en el largo proceso de liberarme, hazlo tú también, aunque no sea fácil. Es un asunto lento pero seguro si hay voluntad.

Comparto estas frases para cerrar: 
“Cada uno tiene que indagar en qué aspectos de su vida está ESCLAVIZADO por la perfección y empezar a actuar EN CONTRA de ello”.

“Exponte a lo que temes (cometer errores, recibir críticas, enfrentar contratiempos…) hasta que superes esa incomodidad inicial y te sientas finalmente mejor”.






No hay comentarios:

Publicar un comentario